sábado, 22 de junio de 2013

Capitulo 6 Secretos entre líneas

Regresé a la cama, no sin antes dejar el libro con los demás. Él tenía razón, y en aquel librero solo permanecían los libros que me gustaban, los que leía una y otra vez y de los cuales no podía escoger uno que fuera mi favorito. Para ser un renegado que me conocía solo de dos días atrás, parecía conocer más de mil de lo que me gustaría.
Había dicho que me debía un favor, pero ¿Qué clase de favor se supone que pediría? Estaba claro que dejaría eso perderse, no tenía la necesidad de pedirle favores, y menos a él. Mi vida comenzó a complicarse cuando él apareció en ella, y ahora que se había ido quizá comenzaría a seguir su curso normal. Pero sus palabras, aquellas últimas palabras prometían otra cosa.




Capitulo 6




—Tu atención aquí un momento, señorita. Jeune femme attention—ese acento francés comenzaba a volverse exasperante.
—Excusez-moi—respondí, pero el profesor parecía más que disgustado—. Lo lamento.
—Tiene que poner atención.
—He dicho que lo lamento.
—No basta con lamentarlo.
—Tiene razón — me levanté y golpee las palmas contra la madera—. Pero lamento más tener que sentarme a escuchar a un muerto con mal acento.


Estaba enojada. Mi humor había sido igual que todos los infiernos desde hacía cuatro días. Algo me tenía muy molesta, y a pesar de querer ocultarlo, no podía. Mi padre y Sora me habían preguntado a que se debía, pero simplemente, no podía decirles, que era debido a que me mentían. También tenía esa inquietud acerca de ¿Por qué no me dejaban ir arriba? ¿Por qué no me dejaban cruzar el portón? Con todas las cosas que habían pasado y todas las dudas que se habían generado en la última semana, estaba segura que mi padre tenía razones relacionadas con lo que había escuchado en su despacho. Estaba completamente segura que la historia de Sora no era cierta.
Pero fui yo la que no quiso escuchar respuestas cuando mi padre las ofreció.

Salí de ese lugar sin importarme nada más. Estaba demasiado enojada como para que algo me importara en ese momento. Mi padre estaría furioso pero estaba cansada de todo esto. Él debía esforzarse más por mantenerme ocupada. Había hecho esta misma rutina desde que pude hablar y caminar sin problemas. Pero parecía que mi padre no veía el avance y transcurso de los años. O si lo hacía, era únicamente a conveniencia.



Caminé durante algunos minutos, el granito debajo de mis pies sonaba con la firmeza de mis pasos, ¿Qué se supone que haría en lugar de estar en ese salón desolado? ¿Qué le diría a mi padre?

Las respuestas a mis preguntas nunca llegaban a mi mente. Hacía dos días que no veía a Mariketa, Zagiel estaba demasiado ocupado, Sora estaba muy callada y solo charlaba con ella cuando era hora de la merienda. Mi padre permanecía el día entero en su despacho y debí encontrarme completamente desesperada por un poco de atención y unas palabras cuando estaba a punto de dirigirme a Araqiel. Quizás mi mal humor se debía, también, a lo sola que me encontraba últimamente.

Como ya era costumbre, la casa se encontraba en completo silencio. Mis pasos resonaban haciendo eco en el vacío que recorría los pasillos. Miré en todas direcciones buscando a Sora, pero no estaba, simplemente es como si todos decidieran salir de casa, sin aviso, sin recados, nada.

Un solo suspiro rompió aquel silencio taciturno por un momento. Me dirigí a las escaleras y ascendí los peldaños uno a uno hasta llegar a aquel que siempre hacía un ruido que para mi padre, resultaba irritante, pero justamente ahora, me daba una pequeña sensación de alivio al escucharlo. Llegué a mi habitación y tras cerrar la puerta arrojé la mochila en una esquina, tomé el libro que estaba en el mueble junto a mi cama y lo abrí en donde el separador indicaba la página donde me había quedado la noche anterior. Esto era lo único que hacía, leer en mi habitación mientras todos estaban demasiado ocupados como para entablar una simple charla. Había ido a buscar a los minotauros pero ellos también estaban indispuestos.

Nunca antes había pasado algo así, que todo el mundo desapareciera y todo a mí alrededor se sintiera extrañamente solitario. Pero aun así, estar en casa me daba aun esa seguridad y el sentimiento de protección que necesitaba en esos momentos. Además, sabía que nunca me dejarían sola realmente, confiaba en ellos, confiaba en su amor hacia mí, y en el amor que les tenía.



Había terminado ambos libros que me dio Sora. Al no tener nada que hacer tomé mi cuaderno y un lápiz, garabatee un poco en la esquina de la hoja y después llevé la punta del borrador a mis labios, presionándolos un poco, tamborilee los dedos de mi mano izquierda sobre mi cama, mirando el cuaderno descansado en mi regazo. Mi mente ahora se encuentra en blanco, no puedo pensar en nada, mi mano dejó de moverse y mis parpados comienzan a pesar. Por un momento cerré los ojos y la sombra blanca de un rostro fugaz atraviesa mi mente.

                          
Abrí los ojos al mismo tiempo que un grito amenazaba con destrozarme la garganta. Flexioné mi cuerpo sentándome en la cama, cubrí el rostro con mis manos pero entonces ese color carmín me hizo mirarlas. No estaba, mis brazos estaban limpios. El sudor frío que recorría mi frente y mi pecho me hizo estremecer un momento. Mi corazón se encontraba retumbando en mis oídos, aun sordos por el viento que me había envuelto mientras soñaba. Respiraba con dificultad y sentía mi cuerpo estremecerse con furia. Tenía las manos sucias por el carbón del lápiz, la punta se había roto en mi palma dejando manchas negras.

Levanté la cabeza cuando la puerta se abrió. Zagiel estaba parado en el umbral de la puerta, mirándome completamente serio, sus ojos se veían opacos y debajo de ellos había medias lunas en color negro, apenas visibles.


—Kaylee. ¿Estás bien? —solo pude asentir —. Te escuché gritar y vine a verte.
—Tranquilo —dije con dificultad—. Estoy bien, solo ha sido una pesadilla—sus labios se fruncieron.
—Tú nunca has tenido pesadillas, Kayla—se acercó a mí—. ¿Está pasando algo?
—No. Así que no te preocupes.
—Si es así, debes decirme. Puedo ayudarte con lo que sea, y lo sabes —retiró un mechón de cabello de mi rostro, y lo puso detrás de mi oreja.
—Lo sé. Gracias —le sonreí para intentar tranquilizarlo.
—Muy bien. Entonces baja a desayunar. Mi padre quiere hablar contigo.
— ¿Hablar conmigo? —seguramente sería por lo ocurrido en la mañana. Pero Zagiel había dicho «desayuno», eso quería decir que nuevamente había dormido demasiado.
— ¿Qué fue lo que hiciste, Kaylee? Él está realmente molesto.
—Creo que ofendí a uno de los “profesores” —remarqué las comillas con mis dedos.
— ¿En serio? —la expresión de mi hermano cambió a una divertida—. ¿Qué le dijiste?
—Muerto con mal acento. Al menos eso creo.


Zagiel soltó una carcajada que se escuchó por toda la habitación, era agradable tenerlo de vuelta.


—Pequeña. Si esa es tu gran delito, no quiero imaginar cuando realmente hagas algo malo. Espera. Si lo imagino. Tu próximo crimen será: “Kaylee llamó toros a los minotauros” —levantó ambas manos con los dedos juntos por las puntas y cuando habló las separó lentamente, como anunciando algo espectacular—. Eres toda una delincuente, hermanita.
—Zagiel. No eres gracioso. Nunca dije que había hecho algo realmente malo. Y es increíble que mi padre me mande llamar por una tontería como esa, después de que nadie había tenido tiempo de decir, por lo menos, “buenos días”.
—Tranquila, gladiadora—su sonrisa no desapareció—. Buenos días.


Le golpee el hombro con el dorso de mi mano en una acción de juego, y le sonreí. Zag enganchó su brazo al mío y me condujo hasta la estancia. Mi padre se encontraba sentado en el sofá individual. Los codos recargados en los descansos a ambos lados, las manos entrelazadas entre sí a la altura de su nariz. Sus ojos estaban obscuros y sus hombros estaban levantados mostrando tensión.

Por un momento sentí que el corazón me dio un brinco y rebotó contra mi pecho. Nunca lo había visto tan enfadado. Tomando una gran cantidad de aire que me hizo levantar el pecho, me paré frente a él, quien con una seña me indicó sentarme. Así lo hice, pero me mantenía completamente erguida, no podía relajarme en la comodidad de la sala cuando había tanta tensión dirigida a mí.

Zagiel se paro detrás del sofá donde estaba sentada y colocó una mano en mi hombro, no me atreví a alejar la mirada de la de mi padre, así que simplemente puse mi mano sobre la de él. Mi papá tomó algo rectangular, al principio no sabía que era, pero después vi caer mi cuaderno negro en la mesa de centro.


—Kayla —su voz tenía un matiz rígido—. Quiero que me expliques lo que escribiste.
— ¿Lo que escribí? Papá, no sé de qué me estás hablando.


El señaló el cuaderno con la mirada y fue cuando lo tomé. Comencé a pasar las páginas hasta llegar a la que había garabateado la noche anterior. Mis ojos se abrieron completamente y mis cejas se levantaron en evidente sorpresa. La página contenía líneas y líneas de letras que formaban palabras, frases, párrafos. Di la vuelta a la página y la siguiente se encontraba igual. Dos hojas contenían escrito. Definitivamente era mi letra, pero no recordaba haberlas escrito. La última página en la que se había redactado, tenía subrayados nombres, nombres que yo no había escuchado mencionar antes.


—Léelo —me ordenó mi padre.


Regresé a la página y mis ojos comenzaron a recorrerla completamente. Yo no recordaba haber escrito nada de eso, no recordaba haber escrito nada más que los garabatos en la esquina superior de la hoja. Pero todo se encontraba aquí, cada letra de cada palabra era mía. Únicamente podía encontrar la diferencia en la presión empleada al escribirla, esta caligrafía era mucho más remarcada que la mía.

Leí meticulosamente cada línea ¿Cómo podía haber escrito esto? No podía comprender que había pasado.


— ¿Lo ves ahora?
—Padre. Yo… yo no recuerdo haber escrito nada de esto. Nunca había escuchado estos nombres.
—Kayla. El cuaderno estaba en tus manos cuando dormías —miré mis manos, aun estaban sucias por el carbón.
—Pero… yo no…— ¿Cómo podía decir que no lo había hecho? Todo indicaba que yo había escrito aquellas páginas — ¿Por qué es tan malo? —fue lo único que pude decir.
—Sabes el significado que muchas cosas tienen aquí. Kayla. Lo que tú escribiste en la primera página es la firma de una amenaza —lo miré confundida—. Escucha. Sé que puedes comprenderlo. Te lo diré más claro. Lo que está escrito ahí, es el juramento de un ángel. Un ser divino que fue traicionado, y pretende hacer pagar a todo aquel que se vio involucrado en su traición; la segunda página hace alusión a la muerte, pero no al ángel de la muerte, sino a la muerte misma, ofreciendo tu alma para perder su esencia y formar parte de su propio verdugo; la tercer página relata la segunda vida, donde el que ha regresado del jardín de la muerte pierde la cordura en adoración a quien lo ha regresado.
—El despertar de un vampiro—mi padre asintió aprobando.
—No son los únicos. Kaylee. La cuarta página tiene los nombres de ángeles y arcángeles que cayeron convirtiéndose en demonios —no deseaba escuchar más, pero él seguía hablando—. No sé cómo o porque escribiste esto. No sé si sabías lo que significa.
—Padre. Yo no lo hice. No lo recuerdo.
—Sabes que ella no te miente —intervino mi hermano—. Si ella dice que no lo hizo, debes creerle. Kaylee ha tenido pesadillas, algo está sucediendo.
— ¿Pesadillas? —Las manos de mi padre bajaron a su regazo—. Querida —su voz se suavizó—. No quería asustarte, lamento si lo hice. Sé, también, que has estado mucho tiempo sola pero... —se apretó el puente de la nariz, nuevamente se veía cansado—. Sabes que quiero lo mejor para ti ¿cierto?
—Lo sé. Perdón si…
—No debes pedir perdón— se levantó y fue en mi dirección. Cuando estuvo suficientemente cerca me abrazó como si yo fuera una niña —. Te prometo que todo estará bien, hija. Ahora, ve a comer algo, nosotros iremos en seguida.


Besé su mejilla y caminé en silencio hacia la cocina, pero antes de cruzar el umbral de la puerta escuché una vez más la voz de mi padre.


—Ha estado demasiado tiempo aquí.


Fue lo último que logré escuchar.

En la cocina, Sora estaba inclinada en dirección al horno, posiblemente estaba terminando de hacer sus deliciosos postres. Me senté en uno de los bancos altos frente a la barra y cuando ella se giró y me vio, me sonrió. Una sonrisa amplia y sincera. Colocó un plato frente a mí con unos panqueques recién hechos. Comencé a comerlos, aunque en realidad no tenía hambre. Todo lo que me había dicho mi padre, todas esas cosas que yo ignoraba ¿Qué más me estaba ocultando?


—Kaylee. Tu padre ya sabe lo que ocurrió con el de francés.
—Bueno… —resoplé—. Sora, tú sabes que todo eso es innecesario.
—Lo sé, y se lo he dicho a tu padre. Pero como siempre, nunca escucha.
—Quizá en eso nos parecemos —reí por lo bajo.
—Quizá. O quizá solo seas tú, y él sea él—rió divertida—. Por cierto ¿ya sabes que pedirás para tu cumpleaños?
—No. Supongo que algún libro nuevo. Una mascota. O quizá un reproductor, el último que Zagiel me dio lo perdió Mariketa.
—Adolescentes—lo dijo casi como un reclamo—. Puedes pedir otra cosa, nena.
—Solo hay otra cosa que quiero, y mi padre no lo aprobará.


Ella me miró, sabía que tenía razón así que simplemente dio el tema por terminado.

Después de unos minutos, mi padre y mi hermano entraron a la cocina. Zag llevaba una sonrisa tonta estampada en el rostro y mi padre parecía debatirse en que expresión poner en su rostro. Finalmente nada ganó y siguió con la misma expresión serena que acostumbraba. 

                           
Tomé el cuaderno una vez más, quería comprender o por lo menos recordar cuando lo escribí, pero simplemente no podía. Solo recordaba la pesadilla. Leí nuevamente cada página.


  • Primera página.

“Sepultar a tu cuerpo es mejor que dejarte libre, oír tus gritos de auxilio mientras te hundes a cada segundo, ya solo te queda rezar por tu alma y no por tu salvación que está perdida en este camino de lagunas y triste soledad que nos arropa al caer la tarde y tan fría que nos desnuda y la brisa que acaricia mi rostro, mis pies descalzos sienten la agradable sensación en la tierra y olor a la humedad que me despierta, este silencio que aturde mis sentidos es tan grande que podría correr a un lugar donde pueda escuchar aquellas voces que aun no siendo sinceras me relajan y me hacen sentir que no estoy solo, soy mi propio salvador, si caigo pierdo, yo decido seguir mi camino sé que si fallo muero pero sé también que hay un salvador que decide por mi y el tiene la respuesta a mi corto o largo destino, los años pasan cada vez más rápido dejando en el pasado toda huella de dolor, así tiene que ser, que todo aquello que quiera la destrucción de mi alma sea completamente desbastado, y que mi antorcha no se apague por culpa de un demonio disfrazado, todos los que me han hecho daño la pagaran, tanto asi que hasta lloraran lagrimas de sangre y debilitar sus ojos hasta que su espíritu no pueda mas y lleguen al mundo de la eterna perdición”



  • Segunda página.

"Las campanadas no cesan. Flores y velas se venden en las calles
tumbas que serán adornadas con ellas, en pocos días marchitas como los cuerpos ahí postrados.
¡Que triste es la muerte!
Casi tanto como la vida, aunque después todo sea un recuerdo
Solo los viejos conocen el poder del tiempo
de una vida ligada a la muerte, los niños jugando a ser grandes
los adultos deseando volver a su infancia.

Mi existencia termino entre sombras
bajo un profundo olor a sangre
alimentando la muerte, exterminando la vida
como se extermina la luz, como se extermina la oscuridad, como se exterminara la raza humana.

Le has demostrado al mundo que sabes vivir, ahora grita al viento que también sabrás morir."




  • Tercera página.

"Las lagrimas de sangre que emanan de tus ojos las esparzo sobre mi corazón vacio, lanzo al viento las palabras tímidas de tu ser y desearía que salvaras mi alma de la oscuridad. Tus labios están débiles y pálidos y tu mirada se empieza a cerrar, estás envuelta en el fuego que separa nuestras vidas. Veo un brillo claro en el firmamento la luna se observa en todo su esplendor. Mi alma se agobia sin la presencia de tu vida, vida que me has devuelto negando a la muerte el derecho sobre mí. Ahora tomando tu mano, pongo mi alma colgando de ella, del filo de la muerte me has rescatado, del frío jardín tus manos me han sacado.

Toma entonces mi lealtad y corazón, porque mi alma te pertenece. A ti se dirigen mis plegarias, porque me guiarás por el sendero de las sombras pero no me dejarás caer ante ellas."


  • Cuarta página.

"Abbadon, Adriael, Adramelech, Agares, Ramatael, Saraknyal, Batraal, Zavebe, Turel, Baraqel, Jetrel, Zeqel, Lilith, Azael."


Los escritos no podían llenar las páginas completamente, pero eso era lo que menos me importaba ahora. Quería saber ¿Por qué?, esa era la única pregunta que mi mente hacía. Todo se volvía más complicado cada día y una parte de mi comenzaba a sentirse ajena a este lugar.


Miré los garabatos en la esquina, y mi cuerpo se estremeció. Lo que había ahí, en ese pequeño espacio no eran simples garabatos, ahí se encontraba algo más, aquel rostro blanco se formaba en el negro del carbón adherido al papel. Igual que en mi sueño, era algo poco claro, pero el solo mirarlo me causaba esa sensación de miedo que no sabía de dónde provenía, algo estaba mal, yo lo sabía, lo sentía. Mi padre me estaba ocultando muchas cosas, quizá para protegerme, pero todo comenzaba a resultar de la forma en que él no lo quería. Y ahora, queriéndome proteger quizá me estaba privando de lo que realmente podría ayudarme.


Hola a tod@s!!!  Espero les guste el capitulo, a mi como que no me convenció mucho, pero lo creí necesario, ya comprenderán después porqué. Esta vez no tengo mucho que decir así que hasta  la próxima! Se cuidan muchotote. ^.^ 
Gracias por leer y comentar. ¡Adieu!


8 comentarios:

  1. ¡Aaaaay! Esto se pone cada vez más bueno! ¿Qué tipos de garabatos eran los que (Tú) puso? e.e Ok, eso sonó muy a televisión.
    Seguramente Bill ha de tener mucho que ver en esa cuestión. Ojalá y el padre de (Tú) la dejé salir del inframundo :B.

    ¡Saludos!
    Sube pronto c:

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  2. Ahhh
    De verdad lo ame, no sé por qué no te convencio a mi me encanto :)
    es que lo estoy leyendo y digo ¡wow! de verdad
    espero y subas pronto
    cuidate mucho amiga :D
    bye

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  3. A mi me encanto y me intriga au mas lo que pase espero que subas pronto y muchas gracias por tus comentarios un beso

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  4. wuuuuuuuuuuju cada vez me atrapa más la historia...
    Estuvo fuerte lo que "escribió"
    me encanto...
    Espero subas pronto
    cuídate y un abrazo :D

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  5. awww me encanta parese que no te convece me encanta en serio
    solo a leer me emociono cada ves
    espero que subas muy pronto
    cuidate mucho bye ^^ besos

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  6. Wow! Y en mi opinión a mi si me gustó mucho el capítulo cada vez me intrigas con lo que vaya a pasar en el siguiente capítulo, y me quedé con las ganas de saber que es lo que pasa, creo que me quede corto con lo que te dije eres buenísima jeje tkm. PD : esperó el siguiente capítulo.

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  7. ohhh vaya!!!!!! si que están empezando a cambiar las cosas para Fraylee!!! :3


    y ahora con esos escritos! wow eso si que me intrigó en especial el de por qué rayos los escribio??!!!!!!!
    pero si dices qeu son necesarios....son necesarios! :)

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  8. Hola niña ¿cuándo subes el siguiente capítulo?. Estamos ansiosos no tardes por fa.

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