martes, 18 de marzo de 2014

Capitulo 9 Mudanza y despedidas.

El sonido envolvió el auto entero. “Highway to Hell” llegó hasta mis oídos, Zagiel sonrió y comenzó a cantar, lo hacía terrible pero aun así comencé a hacerle segunda y Mariketa finalmente cedió y se nos unió. Era genial y aunque éramos bastante malos eso lo hacía muy divertido. Después vino otra canción más “Rock N’ Roll Train”. Zagiel dio un pequeño grito de «Woha» y siguió cantando.
Se habían ido los nervios, las preocupaciones y ahora solo esperaba ansiosa por mi destino.


Capitulo 9


El auto se detuvo al mismo tiempo que la música. Abrí ansiosa la puerta saliendo tan rápido como pude.

—Espera, Kaylee—Zagiel reía mientras bajaba las valijas del maletero.

Solo le enseñé la lengua y me quedé observando el edificio frente a mí. No era demasiado alto. Tres pisos únicamente. Pero seguramente sería acogedor. Mi hermano me conocía lo suficiente para elegir algo donde me sintiera cómoda.

 —Sé que te gustará— dijo Mariketa tomándome del brazo.

Solo le sonreí, estaba muy emocionada con todo esto. El lugar era realmente hermoso y perfecto para mí.
Al entrar al edificio mi hermano caminaba detrás de nosotras con las maletas cargando, se detuvo un momento y después de dejar mi equipaje en el piso se acercó al hombre detrás del mostrador.
Mientras hablaban Mariketa me mostraba un poco de la arquitectura de aquel edificio, parecía muy antiguo pero era realmente impresionante, la arquitectura mantenía ese toque de cuando fue construida, las columnas permanecían casi completamente intactas, podía verse aquel hermoso terminado cuidadosamente tallado formando enormes espirales hechas de flores. Al centro del techo colgaba una magnifica araña (lámpara colgante). Por un momento vino a mí el pensamiento de que si cayera y yo estuviera justo a la mitad de la recepción posiblemente no quedaría nada de mi más que una mancha en el piso.
Reí ante el pensamiento.

La voz de Zag me sacó de mis pensamientos cuando me pidió que me acercara a él y al hombre con quien se encontraba hablando. Alto, aun más que mi hermano, posiblemente —en un mal cálculo—de cerca de cuarenta años de edad, cabello negro con los rastros de algunas canas, ojos verdes y piel muy blanca.

—Kayla, él es Abel y es el dueño del edificio. Abel ella es mi hermana, Kayla —extendí la mano para saludar al hombre.
—Mucho gusto —exclamó y pude notar su acento. Una mezcla alemana pero el idioma no lo era completamente.
—Con Abel hicimos el trato para que nos vendiera el piso donde vivirás.
—No acostumbro venderlos, porque sino el dinero se pierde —rió—. Ya lo sabes…
—Una persona paga más en renta al año de lo que cuestan estos apartamentos—le interrumpió mi hermano.
—Siempre con demasiada información, Zagiel —negó con diversión Abel—. Un gusto conocerte, Kayla, pero debes conocer tu nuevo hogar así que no te quito más tu tiempo.

Y con una sonrisa dio media vuelta marchándose. Era la primera vez en mi vida que no hablaba ante un saludo, la conversación fue solo de Zagiel y Abel.

—Es de confianza, Kaylee. Con él puedes ir cuando necesites algo y yo no esté contigo.
—Está bien —me encogí de hombros.

Zagiel volvió a cargar las maletas y llegamos hasta un elevador. Nunca antes había estado dentro de uno de estos, un lugar muy pequeño para mi gusto aunque no me considero claustrofóbica. Dentro podían escucharse los rechinidos de la maquinaria que gracias a eso pude saber que era igual de vieja que todo lo demás, parecía que a este lugar le faltaban algunas reparaciones —quizá más de las que tenía— para poder evitar futuros accidentes.
La “caja” del elevador se sacudió con violencia y de pronto se detuvo con un fuerte sonido. Un pequeño ‘ding’ dio la señal y las puertas se abrieron dejando frente a nosotros un pasillo largo. Mi piso era el último y parecía estar bien una vez terminado el viaje en el elevador. Zagiel y Mariketa me condujeron por el pasillo hasta llegar a una puerta. Mi hermano sacó algo de su bolsillo.

—Kaylee. Este es tu apartamento, y estas son tus llaves —me mostró un par de llaves las cuales estaban enganchadas a un llavero metálico con distintos dijes—. Este… —señaló uno en forma de pentagrama—. Es para tu protección. Este otro…—tomó con la yema de los dedos una figura en forma de media luna—. Es para mantener alejada la obscuridad. Este último… —dijo señalando unas alas de ángel —…es para recordarte quien eres.

Me ofreció las llaves. Yo sabía que me había querido decir con los dos primeros pero el último me había dejado con una gran duda, no comprendía cómo podría recordar quien soy con unas alas de ángel.

—Gracias, Zag.

Tomé las llaves y después introduje una en la cerradura, esta encajó perfectamente, al girarla se escuchó un chasquido y la puerta se abrió. Mariketa me empujó por la espalda para que fuera la primera en entrar mientras ellos caminaban detrás de mí. Aquel lugar era realmente perfecto, no lo hubiera imaginado de este modo. La habitación principal estaba completamente iluminada con un color perla en las paredes en el cual resaltaba un acabado de madera en las columnas, las cortinas se encontraban en un color pulcramente blanco con una combinación con otras más en color chedron que las acompañaban sujetas juntas por un listón, una en cada orilla de las ventanas.
La pequeña sala se encontraba en color marrón muy claro y hacía juego con los cojines de igual color a las cortinas, chedron. La pequeña mesa de centro tenía la base de madera obscura mientras esta sostenía un ovalo de cristal con un pequeño florero con azucenas en él. Cuadros artísticos colgados en las paredes, una pequeña ‘araña’ colgando del techo, igual de hermosa que la del vestíbulo. Todo era estupendo, perfecto simplemente.
Escuché el ligero golpe en el piso producido por el peso de las maletas al caer. Voltee la mirada hacia mi hermano quien me miraba sonriendo.

—¿Te gusta? —me preguntó con una sonrisa.
—¿Qué si me gusta? ¡Es perfecto! —respondí con tal emoción que me fue desconocida. —Gracias, realmente papá y tú me conocen bien.
—¡Hey! Yo también ayudé —la voz de Mariketa se escuchó en un chillido. Me acerqué a ella y la abracé por el cuello.
—Claro que sí. Mucho de esto tiene tu nombre por todos lados, brujita —y no podía ocultar la alegría y emoción en mi voz.
—¿Quieres que te ayude a desempacar, Kaylee? —escuché la voz de Mariketa nuevamente.
—Creo que sí, gracias.
—Ustedes ocúpense de eso. Yo regreso más tarde, debo ir por algunas cosas más que encargué para ti, Kaylee.

Dicho esto, mi hermano salió cerrando la puerta a su paso. Mariketa y yo llevamos las maletas a la que, a partir de ese momento, sería mi habitación.
Al entrar me quedé sorprendida. Realmente se habían esmerado mucho en todo. La habitación era realmente espaciosa, de un color champagne en donde resaltaban los preciosos acabados en madera color blanco de la gran ventana que daba paso a un pequeño balcón. Las cortinas eran en color blanco con un bonito encaje. La cama era amplia pero solo lo suficiente, el respaldar estaba en color blanco igualmente a la colcha en el cual se veía estampada una enorme azucena en color azul pálido—que parecía, haber sido pintada con un pincel, por una mano despreocupada y delicada—  la cual combinaba con su juego de sábanas blancas, los cojines eran dos blancos y dos azul pálido. Nunca he tenido problemas con los colores pero Mariketa, a veces, acostumbraba a exagerar en cuanto a decoración se refería.  Pero esta vez ¡había sido esplendida!

— ¿Y bien, que te parece? —me preguntó Mariketa con los ojos fijos en mi. Con ese brillo que solo se podía observar cuando esperaba una buena critica a su trabajo, ya que estaba satisfecha con él.
—Es…
— ¿Si? —Arqueó sus cejas en mi dirección.
— ¡Es magnífica! Me gusta mucho. Gracias, Mary —me acerqué a ella y la abracé.
—No es nada, Kaylee — dijo al tiempo que sus brazos me rodeaban devolviendo el abrazo. —Hice lo mejor que pude. Sé que a veces puedo exagerar un poquito —hice una mueca acusatoria con un poco de diversión al separarme de ella. — Está bien, está bien —levantó las manos simulando derrota. — Puedo exagerar mucho, pero esta vez no lo hice.
—A quedado perfecta —mis labios se curvaron en una sonrisa sincera.

Mariketa sonrió de nuevo y yo eché una mirada más antes de volver a la estancia. Todo aun me parecía un poco irreal pero sin duda lo era.

—No tardarás en acostumbrarte— la voz de Mariketa se escuchó serena pero con un matiz de tristeza. —Voy a extrañarte cuando no estés, Kaylee.
—También voy a extrañarte, Mary, y sinceramente no sé qué haré tanto tiempo, es decir, no tendré las tontas clases con los zombies.
—Tu padre se ha encargado de eso ya. Encontró un colegio de arte y literatura a poco tiempo de aquí.
—¿Un colegio de literatura? —ella asintió.
—No dudó un segundo en inscribirte— sonrió complacida. — Sé que lo harás bien — le devolví la sonrisa. Sin duda las cosas estaban dando un giro completamente inesperado, la perspectiva de mi vida estaba cambiando y eso me hacía feliz, sin embargo, no podía dejar de preguntarme el ¿Por qué? De este cambio tan repentino.


 La puerta se abrió con un fuerte golpe y Mariketa soltó una palabrota en alto. Giré la vista hacia la entrada y mi hermano se encontraba ahí. Con cuatro enormes cajas apiladas una sobre otra siendo su base de la inicial, los brazos de mi hermano. Habían pasado cerca de dos horas desde que se había marchado sin decir a donde.

—Me vendría bien una mano— dijo él mientras las cajas se tambaleaban ante su caminar. Me acerqué a él y quité una la cual me resultó más pesada de lo que había pensado, me tambalee al dar un par de pasos pero pude mantenerme firme, dejé la caja en el piso para ayudarle a retirar las demás de sus brazos. Cuando no hubo más cajas Zagiel llevó ambas manos a su espalda y se estiró soltando un quejido. —Me habría venido bien tu ayuda, Mariketa.
—¿Ayuda? Por poco me matas de un susto—chilló ella.
—Sabes que eso no es posible. Lo único que conseguí fue que me insultaras.
—¿Qué esperabas? ¿Qué te diera un premio? Deberías agradecer que no te convertí en una cucaracha— refunfuñó Mariketa cruzándose de brazo.
—No lo harías— sonrió mi hermano. —Las cucarachas te dan miedo.
—No me retes, Zagiel— Mariketa le apunto con el dedo mientras apretaba el resto de ellos en un puño.  —Sabes que no me importará.
—Ya basta ustedes dos —intervine. —Zag ¿Por qué tardaste tanto?
—Bueno… tenía que ir por todo, además necesitaba revisar otras cosas—
—Vale. Entonces… ¿ustedes volverán a infra tierra? —pregunté mirando a mi hermano.
—Vas a estar bien, Kaylee, no debes preocuparte por nada— me pasó un brazo por los hombros y me abrazó por el cuello.
—Además, sabes cómo contactar conmigo—saltó Mariketa.
—¿Haciendo un ritual vudú? —bromee pero ella apenas se rio. Sabía que a los tres nos costaban trabajo las despedidas, no sabía hasta cuando los volvería a ver. Largué un suspiro y los miré a ambos. — Estaré bien, además van a visitarme siempre que puedan ¿no es cierto? —ellos asintieron. — Así que no deben preocuparse por mi, sé cuidarme sola, probaré las clases de esgrima que tuve desde que tenía doce —ellos se rieron y mi hermano me besó la frente, Mariketa me abrazó con fuerza y finalmente el silencio envolvió el apartamento cuando ambos salieron.



Después de una hora terminé de ordenar todo, me desplomé sobre el sofá y escuché mi estómago gruñir. Me levanté desganada y después de unos minutos tenía listo un sándwich el cual engullí rápidamente. Después de mi pequeña cena me dirigí a darme una ducha caliente siguiendo así el camino a mi cama la cual, era realmente cómoda. Me quedé mirando al techo y una sonrisa se escapó de mis labios, Zagiel había hecho la misma decoración que tenía en mi antigua habitación, pensando posiblemente en que no me sintiera tan fuera de casa. Me envolví en las cobijas dejando caer en los brazos de Morfeo.


Hola a tod@s lamento la tardanza se me vino la semana de exámenes y otras cosas encima, pero aquí ya está el capitulo. Gracias a quienes aun se toman el tiempo de leer. Bueno, los capitulos los subiré (ahora si) Todos los sábados, y si puedo, subiré uno los miercoles. Gracias de nuevo y espero sus comentarios, saben que son muy importantes para mi. 
Nos leemos la próxima.

3 comentarios:

  1. ME ENCANTÓ, vale la pena la espera *O* <3
    esperare a lo próximo
    cuídate mucho y nos leemos luego :)

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  2. me encantoo el cap
    quiero saber mas, me alegra que hayas vuelto n_n
    espero el prox
    bye cte:)

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  3. hermoso :3 me encanto
    no hace mucho que descubrí tu fic pero me alegra que ya hayas podido publicar ^-^espero el próximo capitulo con ansias

    cuidate mucho ciao ^w^/

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